El pasado lunes 7 de septiembre fue mi primer día de guardería. Nunca antes había ido.
El día anterior y momentos antes, había nervios por casa, pero yo no entendía muy bien porque. Mamá decía ¿Está todo preparado? ¿Me falta algo de la lista? ¿A que hora tendremos que salir de casa? …..
Y al día siguiente me di cuenta de verdad de lo que estaba pasando. Iba a ir por primera vez a la guardería. ¿Qué porque me di cuenta? Por el madrugón, la forma de despertarme y el coche.
Mamá que es la que me suele despertar normalmente, me despierta con besos, juegos y remoloneamos juntos un rato. Esa mañana hubo muchos besos, mucho cariño, pero no hubo tiempo de juegos y eso solo significa una cosa: que hay prisa.
Y cuando salimos de casa tan pronto y montamos en el coche a esas horas de la mañana papá, mamá y yo; supe que algo iba a cambiar.
La verdad es que una vez que llegamos a la guardería y ví que había muchos niños como yo, me puse muy contento. Le pedí a mami que me pusiera la mochila y les señale la puerta para entrar.
Fue genial porque conocí muchos amiguitos nuevos, había un montón de juguetes y además papá y mamá estaban conmigo en clase.
Incluso cuando llego el momento de irnos, fui el ultimo en salir de clase 😉 Me lo pasé taaaaaaannnnn bien.
¿Y el resto de la semana? ¿Fue tan divertido? ¿Qué creéis los que me leéis habitualmente?
El jueves os cuento el resto de mi primera semana de adaptación a la guarde.
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