El primer día de guardería fue muy fácil. La emoción de conocer nuevos niños, un nuevo lugar, nuevos juguetes y estar con papá y mamá, hicieron que fuera un día muy divertido. Pero ¿el resto de la semana fue así?
Al día siguiente a los diez minutos de llegar a clase, la profesora dijo a todos los papás que se fueran a tomar un café y que volvieran en media hora.
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Para que? No entendí nada de nada. ¿Por qué papá y mamá me iban a dejar allí con todos los niños? Y mis compañeros se preguntaban lo mismo. Pero dio igual lo que pensáramos. Todos los papás se fueron de clase y nos dejaron allí solos con las dos profesoras.
No me gusto nada de nada y me puse a llorar para que volvieran, pero mis papás por el momento no volvían. Miré a mis compañeros de clase y todos, todos, estaban llorando como yo.
Al mucho rato aparecieron por la puerta todos los papás y yo me alegre muchísimo de verles otra vez porque pensaba que me iban a dejar allí. Cogí mi chaqueta y mi mochila y les dije adiós a todos porque yo no pensaba volver allí.
Pero tuve que volver el resto de los días y estar una hora y media sólo con mis compañeros. Y es ver la puerta y me pongo a llorar porque yo si quiero ir a clase y estar con mis nuevos amigos, pero también quiero que estén mis papás allí conmigo.
Dice mamá que por las tardes y por las noches estoy muy inquieto, muy quejica y muy llorón. Pero mami, es que tengo mucho sueño por madrugar y por jugar en la guardería, pero no quiero dormirme y cuando despierte darme cuenta que no estas a mi lado. No quiero que me vuelvas a dejar en clase porque igual te olvidas de mi 🙁
Ya veremos si me voy acostumbrando a ir cada mañana a la guardería. Próximamente os contare mis progresos 😉